Descripción
citysoul, póster fotográfico. Edición limitada 1/25, firmado por el artista.
La danza y la fotografía supuestamente deberían encontrarse en una posición radicalmente opuesta: el arte del movimiento y el arte de lo inmóvil. Por ello es que se habla que la danza escapa en su totalidad a la foto, de ahí a lograr captar la energía intrínseca de la danza pero de un solo ímpetu, que se detenga para definir una imagen que no es la del “movimiento”, sino que sugiera el movimiento en sí.
La fotografía de danza es de esta manera una reflexión sobre la paradoja que opone (al mismo tiempo que reúne) lo móvil de lo inmóvil. Desde este punto de vista, la fotografía puede relacionarse con la pintura degasiana en cuanto a tomar al movimiento como un reto.
Para Degas, este movimiento era ideal (lo pintaba), a diferencia para la fotografía es real.
Más allá del fenómeno físico, se tiende a amplificar el lenguaje del cuerpo. Éste es el acontecimiento: “siendo cosa, estalla en sucesos”, decía Paul Valéry. “He aquí al cuerpo en un estado comparable al de la llama…no podemos continuar hablando de movimiento, simplemente, accedemos al ser”.
Es la Fotografía una sucesión de intentos fugaces que logran registrar los anhelos de retener un pasado que no existe, que ya pasó, pero que se evoca desde la nostalgia de quien lo ha vivido. Esta es una de las principales funciones de la Fotografía para el Ballet, dejar una marca, un recuerdo, como documento y prueba de que existió.